"Hagas lo que hagas¡ ámalo!, como amabas el Cine Paraíso"
Totó es un pequeño italiano que pasa las tardes en el cine de Alfredo en una época en la que incluso un simple beso era censurado. El chiquillo parece encontrar un refugio donde pasar su tiempo con el viejo Alfredo, fuera del ámbito de un hogar destrozado, con una madre triste y la ausencia del padre, al que solo recuerda divertidamente como Clark Gable.
Me resulta indescriptible la belleza de la película, que con tan solo escuchar la impresionante banda sonora de Ennio Morricone me pone el bello de punta. Es de tal ternura la relación entre Alfredo y Totó...el hombre que nunca tuvo un hijo y el chico en ausencia de una figura paterna que llenan entre ellos esa gran carencia...Una vez más en una película la enseñanza del amor...
El final de la película es magnífico: el regalo de Alfredo...el mejor regalo del mundo: el amor...
Realmente, Totó no fue feliz en Roma, a pesar de su éxito como director,tan solo fue feliz en aquel pequeño pueblo italiano contemplando al león del cine escupir sus películas y charlando con el bueno de Alfredo. Ésto me lleva a recordar otra película, Ciudadano Kane, en la que el protagonista va en la búsqueda de un triunfo del que no se siente satisfecho: "Si no fuese tan rico hubiera llegado a ser un gran hombre" y suspira antes de morir su único recuerdo feliz: "Rosebud", su precioso recuerdo infantil donde fue realmente amado.
Es cierto, un cochazo, una mansión, dinero, excesos...pero carencia de amor...Esas "riquezas" no son más que el simulacro de la felicidad, el plus de goce del que habla Lacan, pero no la verdadera felicidad. Solo la riqueza del amor es la verdadera, gracias a la cual el ser humano puede sobrevivir...
No se porqué me resulta tan especial ésta película que con tan solo escuchar su banda sonora siento que sin querer los ojos se llenan de lágrimas...tal vez Alfredo signifique alguien especial para mi :P Aconsejo al que no la haya visto que la vea...se llevará un bonito regalo para el corazón =)
