viernes, 24 de febrero de 2012

La verdad

Los filósofos se preguntan constantemente que es la verdad. Concepto algo abstracto, ambiguo, poco conciso y sujeto al parecer de cada cual.

Los científicos piensan que la verdad es un número, una cifra matemática que no falla jamás, un lugar dentro del universo sometido a un orden particular.

Los campesinos consideran que la verdad es la lluvia que hace nacer sus cosechas, el sol que despierta a las flores de su aletargado y lánguido sueño, o la tierra que al unísono de una tormenta despierta las raíces del universo.

Los niños creen que todo es verdad, y todo les sorprende. Todo lo miran y lo tocan con gesto de sorpresa y con un brillo en las pupilas que el tiempo les arrebata.

Los poetas no saben muy bien que es eso que presume en llamarse verdad, ¿es acaso la palabra? ¿es acaso el amor? ¿Es acaso el deseo inherente que el corazón de un poeta posee de dejar el alma desnuda y a solas consigo misma?

Para mi abuelo la verdad habitaba en los ojos grises de mi abuela, que sentada en el sillón de enfrente le miraba de vez en cuando bajo el manto de la estufa.

Para mí la verdad es escribir. Con las palabras encuentro el sosiego donde reposar mis inquietudes; con ellas puedo hacer lo que quiera, se mueven a mi antojo y tal vez yo al antojo de ellas. Por caprichos del corazón se tornan casi absurdas pero bellas, descansan en los amaneceres, en tus ojos azúles, en mis sueños, en el caminar de un viajero o en el deseo de vivir que me grita desde niña envuelto en acentos, puntos, comas, versos…palabras.

lunes, 20 de febrero de 2012

Romance eterno de un corto invierno

Surcando el mar Báltico
con tu traje de marinero,
musculado y atlético
con ademán de caballero.

Surcando los mares de Europa
y los puertos de aquí y de allá
reposas de boca en boca
tus labios de soledad.

Un día en mi puerto atracaste,
mi tierra quisiste pisar
y en un mar de besos embarcaste
tu boca con sabor a inmensidad.

Adiós marinero polaco,
a mis labios ya no volverás:
los besos que me regalaste
me los ha robado el mar.

sábado, 18 de febrero de 2012

El arqueólogo de Caen

Bajé del tren y la brisa húmeda y gélida de la Normandía me dio la bienvenida. Tras atravesar Caen en tranvía llegamos al apartamento de aquél hombre, el amigo de Fleur, que nos ofreció su casa. Todo un paraíso para un cinéfilo empedernido y para un amante del pasado. Robert de Niro y Stanley Kubrick abarrotaban las paredes; discos de vinilo y cintas de Vhs habitaban las estanterías sobre una chimenea que cobijaba botellas polvorientas; fósiles, jarrones, piedras... y la calavera de alguien que vivió hace tal vez miles de años ahora descansaba plácida, rodeada de discos de Serge Gainsbourg, Elvis Presley y muchos otros cantantes que han caído en el olvido, pero que ese hombre hace revivir cada día en su pequeño apartamento.
Cuantas personas hay en el mundo, cuantas formas de ver la vida, cuántos sueños diferentes abrigan...Estos pensamientos atravesaron mi mente al pasear por el apartamento. Un apartamento en el que pude sentir el deseo de un hombre de encontrarse a sí mismo.
Era arqueólogo y se pasaba los días, según me contó, excavando en la búsqueda de algo pasado, quizás una piedra muy antigua, quizás un trocito de jarrón en el que alguien un día bebió, quizás un fósil que un día se dejó impregnar para hacer eterno algún ser...
Al pasear yo por su apartamento sentí un grito de lamento que encontraba su alivio al reposar en el encuentro de algo que un día fue olvidado y que ahora él hacia volver a la vida de algún modo.
Aquél hombre de Caen tenía posters de New York por doquier, pero nunca se había atrevido a subir a un avión. Aquél hombre de Caen tenía calaveras, reliquias, botellas de alcohol con veinte años de antigüedad, discos de personas que apenas nadie ya conoce y el retrato de una mujer que le olvidó.
Entonces, al ver las paredes, pude apenas vislumbrar el corazón de aquél hombre que acababa de conocer, pude sentir el deseo oprimido que su pecho albergaba, el deseo de encontrar su lugar en la vida rastreando en las entrañas de la tierra, en las entrañas, en el fondo, de su pasado.

lunes, 13 de febrero de 2012

...



Y no hay más que decir...=)

domingo, 5 de febrero de 2012

Donde

¿Dónde habita el sueño aquel,

aletargado en un pasado quebradizo

del recuerdo de algo que no fue

y quedó sonrojado en su escondrijo?


¿Dónde habita ahora el entramado

de horas que latían con pesadumbre,

porque tu ausencia se había aferrado

a mi corazón como una costumbre?


¿Dónde habita el rastro de tu olor

que mi piel impregnaba,

donde han ido de tus ojos el fulgor

que se dormía en la madrugada?


El recuerdo los ha atrapado,

y no los dejará marchar.

El reloj los relega en el pasado...

de mi corazón no escaparán.