Mi corazón latía,
la verdad se vislumbraba.
Como de un lejano sueño
el recuerdo se acercaba.
La verdad se resistía,
la llave se encasquillaba,
sin saber que lo sabía
en mi alma ella habitaba.
Desdibujado entre sueños
mi deseo me llamaba.
Sin saber o sin quererlo
mi recuerdo lo ignoraba.
Un carnaval de sentimientos
mi alma se inventaba,
y de la verdad, los cimientos
poco a poco yo enterraba.
Saber o no saber nada,
querer saber o no quererlo.
A la mentira encadenada,
encerrada en mi secreto.
Un deseo inaceptable,
un goce prohibido,
un dolor incalculable,
que se hallan escondidos.
Y hablar, hablar, hablar,
y de repente ser libre
y dejar de naufragar
En ese mar angustioso
que se nada al ignorar.
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