lunes, 26 de diciembre de 2011

Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar

Mi corazón comenzaba a sentirse solo y triste al ver tu maleta engullendo la ropa. Mi corazón comenzaba a latir intranquilo por que el tiempo apremiaba y yo tan solo podía observarte caminar nervioso de un lado a otro, poniendo fin a aquellos días, poniendo un punto final donde yo quería poner puntos suspensivos.

El coche parecía ir más deprisa de lo debido, ningún mísero atasco, apenas un fugaz semáforo en rojo, apenas diez minutos y allí estábamos, mirándonos por última vez. “Ha sido un placer” me decías con una sonrisa sincera coloreada de adiós. Nos besamos, apenas unos segundos, tu boca y mi boca quisieron apretarse con fuerza, como para, de algún modo, eternizar el tiempo que ya se había gastado. Nos dijimos adiós, no fue un hasta luego, no. Nos dijimos adiós con una sonrisa nostálgica, triste y feliz al mismo tiempo. Nada de ya nos veremos, nada de ya hablaremos, tan solo adiós, adiós…Desde el coche pude ver que te dabas la vuelta con cierto aire de tristeza y nos miramos por última vez. Luego lentamente te perdiste entre la gente y tan solo pude mirar al vacío y exhalar un hondo suspiro.

Un avión despegaba sobre mí y con él aquellos días en los que sin esperarlo te conocí y entonces, de repente, sonreí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario