lunes, 24 de octubre de 2011

A Gustavo Adolfo Bécquer




Fuiste tú el primer poeta que, con volátiles versos y palabras de terciopelo, acarició mi corazón una tarde de invierno. Tú fuiste aquel que me hizo sentir algo desconocido que me atrapó desde muy niña. No sabría explicar que sentí cuando descubrí tus versos audaces, llenos de sentimiento y de amor a la palabra, a la vida. Tus rimas son tu corazón que enjuga unas cuantas hojas de papel. Y con tu corazón entre mis manos, palpitando con una fuerza hasta entonces para mí desconocida, era yo una niña que volaba con tus golondrinas, tocaba el arpa enmudecida, y si habitaba algún latido dormido en mí, se levantaba cual Lázaro con tus versos… 

No hay comentarios:

Publicar un comentario