domingo, 2 de octubre de 2011

La vida está llena...

La vida está llena de lluvia, en una tarde de otoño, en la que nos sentamos melancólicos a escuchar como las gotas palpitan en los tejados...

La vida está llena de versos, a veces los encuentro bajo el agua del mar, cuando una ola parece lanzarme el secreto de su rima y parece suspirar bajo el sol del verano y bajo las risas de los niños que con ella juegan...

La vida está llena de ojos, ojos que miran y nos hacen sentir infinidad de emociones. Ojos que cuando con los nuestros se encuentran hacen que el corazón palpite enloquecido, ojos que nos devuelven el sosiego, ojos que nos conmueven, ojos indecisos, ojos perdidos...

La vida está llena de atardeceres; atardeceres rojos o amarillos, azulados o naranjas...atardeceres que nos regalan un suspiro sin saber porqué, y nos hacen soñar como un niño...

La vida tiene libros donde sumergirnos un ratito para sentir un cosquilleo, para reír o emocionarse, para divisar un paisaje impensable y olvidar por un instante el resto del mundo...

La vida está llena de besos, falsos o ciertos, apasionados o tiernos, serenos o inquietos. Pero son besos, de esos que abrigan un corazón desierto, de esos que enmudecen, de esos que enloquecen, de esos que más tarde se van y añoramos y nos hacen sentir vivos...

La vida está llena de secretos, secretos que guardamos queriendo o secretos que guardamos sin querer, y sin saber que lo sabemos...

La vida está llena de sabores. El café durante la tarde es mi sabor preferido mientras trato de escribir unos versos o fantaseo con ser una poeta que vive en París...

La vida está llena de olores. Del olor de la casa donde crecíste, del olor de los libros antiguos que nos cuentan su historia, del olor del que amas al abrazarle, del olor de la tierra mojada que una tormenta le roba al verano...

Y así podría seguir toda la tarde, porque la vida está llena de muchas cosas, que valen realmente la pena.



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